Ötzi, el hombre de hielo rescatado en las cumbres alpinas

El mes de septiembre de 1991 Helmut y Erika Simon, un par de montañeros alemanes, acababan de iniciar el peligroso descenso desde el Finialspitze, a 3.600 metros de altitud. La pareja había subido en pocas horas a la cumbre de esta montaña y para descender habían escogido una ruta virgen no exenta de dificultades.


Fue entonces cuando observaron una mancha marrón que sobresalía del aguanieve. Al acercarse a echar un vistazo se dieron cuenta de que se trataba de la cabeza y los hombros de un cadáver humano
Reinhold Messner calculó que aquel hombre debía de tener cientos o incluso miles de años. Los análisis de carbono 14 que se realizaron sobre huesos y tejidos registraron una fecha más antigua: 3300-3200 a.C.
 Se llegó a la conclusión de que Ötzi vivió en alguna parte de la Val Venosta, una divisoria alpina a un día de marcha de donde fue encontrado. Otra pista sobre quién era Ötzi la dieron los estudios paleobotánicos. Sobre la ropa del hombre de hielo se encontraron espiguillas de trigo primitivo de una variedad que se había cultivado en los valles que rodean a los montes Ötztal. Además, el lugar donde se halló el cadáver de Ötzi se encontraba en una antigua ruta de trashumancia de ganado, por lo que los investigadores dedujeron que Ötzi debía de haber pertenecido a una comunidad agrícola y ganadera del valle.

En Bolzano se le realizaron exploraciones menos invasivas, entre ellas tomografías computarizadas y análisis de ADN. En 2001 se  descubrió una punta de flecha alojada en el omoplato izquierdo, lo que sugería que le habían disparado por la espalda. Estudios posteriores realizados en 2010 corroboraron este hecho. A Ötzi le alcanzó una flecha, cayó, recibió un golpe en la cabeza, perdió el conocimiento y murió desangrado. Luego, la meteorología de los Alpes hizo el resto: cubrió el cuerpo de nieve, preservando al hombre de hielo en la hondonada en la que fue descubierto más de cinco mil años después.



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